S I L L A S
Siempre había querido hacer una silla, quizá porque tenía un vago recuerdo de unos sillones de cuero desmontables, fabricados por mi Papá para el estar familiar, o me llamaban la atención los muebles de estilo en la casa de mis abuelos, que estaban ahí hace medio siglo y en el comedor de mi casa se compraban simples sillas que duraban 2 años. Después, a los 13 años, ojeaba libros de Aalto, Le Corbusier, Van der Rohe, Breuer y la revista del Colegio de Arquitectos de Chile donde trabajaba mi Mamá y aparecían fabulosos diseños de Baixas, Valdés o Garretón. Me impresionó la armonía de estos objetos en el entorno de arquitectura moderna donde estaban, constituyendo un todo pleno.
Por eso, ya en la Universidad, empecé a dibujar ideas que prontamente fui aportando a la sociedad, digo esto porque
construir un modelo en serie, además de contratar obreros, comprar materiales y vendérselos a clientes, ocurre que el objeto es parte de la comunidad por décadas : Se hereda, influye en la cultura y la creatividad de otros realizadores, es infraestructura, es usado, restaurado y reciclado.
La silla es un objeto derivado de la morfología, proporciones y tamaños del cuerpo humano. Acoge, sostiene, viste, realza a este ser, que primero se sentó en el regazo de su madre, luego probó el piso con las piernas entrecruzadas, y después usó una roca o tronco de altura apropiada para su contextura. El paso siguiente es un constructo que se imagina desde la esencia de los materiales disponibles y la habilidad manual y mental del creador y sus colaboradores.